Charly García nació el 23 de octubre de 1951 en el barrio de Caballito. Cuando tenía tres años sus padres le regalaron un pianito de juguete; una de las primeras canciones que sacó fue Torna a Sorrento. Sus padres, al ver la habilidad que tenía para tocar su pianito, lo llevaron a la casa de un vecino para ver si podía hacer lo mismo en un piano de verdad. La sorpresa fue tremenda cuando vieron que al silbarle melodías, Charly -de alguna manera- encontraba las notas y podía reproducirlas en el piano.
Así fue como a los cuatro años sus padres le pusieron una profesora de piano. Es decir que en un comienzo Charly recibió una formación musical estrictamente clásica; Bach, Mozart y Chopin eran sus compositores preferidos. A los doce años recibió el diploma de profesor elemental de piano, teoría y solfeo. En el conservatorio donde estudiaba era costumbre que todos los años los alumnos participaran en un recital para demostrar a sus padres y profesores los avances logrados. La idea de los padres de Charly y de su profesora de piano era que el niño prodigio se convirtiera en concertista. Pero ello implicaba una vida con muchos sacrificios, y Charly no estaba dispuesto a hacerlos.
A medida que fue pasando el tiempo Charly comenzó a escuchar otro tipo de música. Lo primero fue un rock and roll, un disco de Chuby Cheker. Un día, como no podía ser de otra manera, descubrió a The Beatles. El primer tema que escuchó del cuarteto inglés fue There's a place; más tarde vinieron A taste of honey, Do you want to know a secret? y Twist y gritos. Al principio le pareció una música un poco rara, pero después entró por completo en la onda beatle y se convirtió en un verdadero fan del conjunto.
Cuando Charly le dijo a sus padres "No quiero estudiar más piano, cómprenme una guitarra eléctrica", fue todo un drama familiar. Los planes que tenían para él quedaban completamente sepultados, ya que el chico había decidido cambiar su destino de concertista por un futuro incierto. Finalmente, luego de un tiempo, su padre le regaló la guitarra eléctrica.
Mientras cursaba la
secundaria en el Instituto Social-Militar Doctor Dámaso Centeno formó junto con
otros chicos su primer grupo: To Walk Spanish. Si bien puede ser traducido como
"caminar en español", es una expresión irlandesa que significa "los que hacen lo
que no quieren". En aquellos tiempos, mediados de los sesenta, la onda eran The
Beatles, The Rolling Stones y The Byrds. En 1967, Charly comenzó a componer sus
primeros temas junto con Alejandro Correa. Las letras eran en inglés; más
adelante, partes de ellas traducidas al castellano formaron parte de canciones
de Sui Generis. En Seminare hay parte de una canción que Charly escribió
a los dieciséis años. Esa nueva música no era muy bien vista por las autoridades
del colegio, pero de todas formas Charly y compañía tuvieron la oportunidad de
participar en algunas fiestas estudiantiles.
Cuando estaba en tercer año conoció a Nito Mestre y a Carlos Piegari, que en aquel entonces tenían una banda que se llamaba The Century Indignation. De la unión de ambos grupos nació Sui Generis. Influenciado por Los Gatos, pioneros del rock en castellano, Charly abandonó las canciones en inglés y comenzó a componer en su propio idioma. Además, al escuchar las canciones de Elton John se dio cuenta de que el piano era un instrumento que también podía formar parte de una banda de rock. En cuanto a The Beatles, siempre fueron muy importantes; de ellos aprendió que la música clásica podía convivir con el rock. También escuchaba a Bob Dylan, y leía a Antonin Artaud. Como guitarrista, su gran influencia fue Jim Mcguinn, de The Byrds.
En un principio, Sui Generis estaba formado por Nito Mestre, Carlos Piegari, Rolando y Jorge Bella y Beto Rodríguez. El primer tema que compuso Charly se llamó Monoblock, y lo hizo junto con Carlos Piegari. El grupo tocaba en algunas fiestas e incluso alquilaba pequeños teatros para poder mostrar su música; claro que muchas veces perdían plata, pero lo único que les importaba era tocar.
Más tarde vino el peregrinar por las compañías grabadoras para intentar sacar un disco. Se presentaban a los productores y tocaban algunos temas, pero nunca pasaba nada. La música de Sui Generis no les interesaba. Una vez estuvieron a punto de grabar una ópera que habían compuesto Charly y Piegari y que se llamaba Teo, pero a último momento les dijeron que si querían grabarla también debían incluir en el disco un tema de Jacko Zeller. Por supuesto, no aceptaron.
Posteriormente, Sui Generis quedó reducido a un trío: Charly, Nito y Carlos Piegari. En esa época surgieron canciones que luego se harían muy conocidas, como Natalio Ruiz, Mariel y el capitán y Necesito. Luego de un tiempo, con el alejamiento de Carlos Piegari, Sui Generis quedó reducido a un dúo.
A principios de los setenta se les presentó la oportunidad de hacer una temporada en Mar del Plata, junto con Pedro y Pablo y la Cofradía de la Flor Solar. Claro que tenían que compartir la habitación del hotel con una docena de personas y hasta un perro, que casualmente se llamaba García. El bajista se mandó a mudar, y el baterista, sin bajista, no podía tocar; Piegari, ya no estaba. Cuando llegó el día del debut, Charly y Nito se encontraron solos, pero de todas formas decidieron salir al escenario. Tocaron los mismos temas que con el grupo, pero sin batería ni bajo; sólo tenían un piano y una flauta. A la gente le gustó mucho, y se dieron cuenta que con pocos instrumentos sonaban muy bien.
Lamentablemente,
cuando la situación parecía mejorar, a Charly lo llamaron para hacer el servicio
militar. Para él era un cambio muy grande: debía cortarse el pelo, dejar su
música y a Sui Generis. Durante su estadía en la colimba tuvo varios problemas
de disciplina: hablaba demasiado, actuaba irresponsablemente, no obedecía las
órdenes y hasta llegó a insultar a un teniente. Para evitar el castigo simuló
locura, aseguró que tenía un soplo en el corazón y hasta tomó anfetaminas.
Entonces lo mandaron al hospital militar, donde una noche que se sentía
realmente muy mal compuso Canción para mi muerte. Por supuesto que no fue
ése el único episodio que protagonizó Charly. Como cuenta Sergio Marchi en su
libro No digas nada - Una vida de Charly García, llegó a hacer algo
tremendo para tratar de zafar: "Tomó el cuerpo de un muerto de una de las camas
del hospital, lo puso en una silla de ruedas y lo llevó a tomar sol por ahí. -Lo
vi muy pálido- declaró cuando lo sorprendieron." A raíz de ello, Charly fue
sometido a una serie de exámenes psicológicos. Los médicos declararon que era un
maníaco-depresivo con personalidad esquizoide, y recomendaron su baja. De
aquella experiencia surgió el tema Botas locas.
Fuera del servicio militar, Charly retomó su música. Como Carlos Piegari, que era el que se ocupaba de conseguir shows, ya no estaba en el grupo Charly fue a ver a Pierre Bayona, quien como tenía confianza en la banda los llevó a ver a Jorge Alvarez, del sello Microfón. Así fue como en 1972 Sui Generis grabó su primer disco, Vida, con la colaboración de Alejandro Medina y Claudio Gabis. En él quedaron registrados temas como Canción para mi muerte, Natalio Ruiz, Quizás, porqué y Necesito. La salida del disco coincidió con el estreno de la película Hasta que se ponga el sol, basada en el festival B.A. Rock '72, donde el dúo había participado. Era el comienzo del fenómeno Sui Generis. Con el piano "a la Elton John", como decía Charly, una flauta y un estilo muy influenciado por Bob Dylan, trascendieron las fronteras del entonces rock nacional y se transformaron en un grupo que representaba a un amplio sector de la juventud.
Al año siguiente llegó Confesiones de Invierno, en cuya grabación participaron David Lebón, Billy Bond y Alejandro Medina. Entre ambos álbumes medió una serie de recitales en pequeños lugares pero con gran afluencia de público. Con Confesiones de Invierno, Sui Generis se transformó en un éxito popular hasta entonces inédito en el rock nacional. Aquel álbum contenía temas que con el tiempo se convirtieron en verdaderos himnos para la juventud: Rasguña las piedras, Aprendizaje y el propio Confesiones de Invierno.
En 1974 el grupo edita su tercer disco, Pequeñas anécdotas sobre las instituciones, que muestra un cambio musical muy marcado respecto de los anteriores. Según el mismo Charly comenta en el libro de Daniel Chirom Charly García, había dos motivos poderosos: "El primero era que yo me había comprado un melotrón y un moog y estos instrumentos cambiaban mi perspectiva como intérprete. El segundo es que ya estaba cansado de la onda folk de Sui Generis y quería destruirla a toda costa (...) Quería realizarme como músico." De la grabación del disco participaron Rinaldo Raffanelli y Juan Rodríguez.
El cambio era tan grande que el público se vio un poco desconcertado y, de alguna manera, frenó el éxito del grupo. Pequeñas anécdotas sobre las instituciones quizás haya sido el mejor álbum de la banda pero, paradójicamente, el de menor repercusión.
Lamentablemente, el tercer disco de Sui Generis sufrió muchas trabas. Jorge Alvarez creía que "instituciones" era un término demasiado fuerte, y además debieron soportar varios problemas de censura. Era tanta la presión que las letras de varios temas debieron ser cambiadas a último momento. Los temas censurados fueron editados muchos años después, aunque en varios casos no con su letra original. Tal es el caso de Instituciones, Las increíbles aventuras del señor Tijeras, Para quién canto yo entonces, Música de fondo para cualquier fiesta animada, Juan Represión y Botas locas. Como consecuencia de todo ello, el grupo comenzó un desgaste acelerado que lo llevó a la separación.
El cuarto disco se iba a llamar Ha sido. Los temas tenían muy poca letra y mucha música; si bien Charly tenía ganas de hacerlo, a Nito no le interesaba tanto porque cantaba muy poco. Eso, sumado a todo lo anterior, decidió a Charly a disolver el grupo.
Sui Generis se despidió en 1975 con dos recitales en el Luna Park, a lleno total, de los que quedaron registrados los álbumes Adiós Sui Generis I, II y III. Este último salió años más tarde. También se filmó una película, que en su momento estuvo prohibida para menores de dieciocho años. Respecto de la prohibición, Charly dijo en su momento: "Fue una reafirmación de que yo estaba diciendo cosas que no eran muy digeribles para el sistema."
En 1976, Charly y Nito grabaron junto con León Gieco, Raúl Porchetto y María Rosa Yorio el álbum PorSuiGieco, en el que quedaron registrados temas como La mamá de Jimmy, La colina de la vida, Fusia y Antes de gira. En realidad, este último tema no había sido escogido desde un principio sino que fue incluido en el álbum a último momento en lugar de El fantasma de Canterville, prohibido por la censura.
Ya hacia fines de 1975,
Charly había comenzado a diseñar un nuevo proyecto junto con Oscar Moro, Gustavo
Bazterrica, Carlos Cutaia y José Luis Fernández. El resultado fue La Máquina de
Hacer Pájaros, un conjunto estilísticamente diferente a Sui Generis y
PorSuiGieco, con el que hizo su primera gira nacional. Como dijo Charly en
alguna oportunidad, en La Máquina "hacía lo que me gustaba". Influenciado por el
rock elaborado de Steely Dan y el sinfonismo de Génesis, logró dar forma a una
de las mejores bandas argentinas en el género. "Eramos el Yes del
subdesarrollo", solía decir Charly.
Con La Máquina de Hacer Pájaros, Charly García grabó dos discos. El primero, del año 1976, llevó como título el nombre del grupo. Pese al profundo cambio que Charly había experimentado como compositor, el disco fue bien recibido por el público, y el primer recital de la banda salió muy bien y recibió muy buenas críticas. El segundo disco, del año 1977, se llamó Películas.
Pese a los elogios del público y de la crítica especializada, el grupo comenzó a desgastarse y al tiempo se produjo la disolución. La última vez que La Máquina de Hacer Pájaros se presentó en vivo fue durante el Festival del Amor, en noviembre de 1977 en el Luna Park. Partes de aquel recital quedaron registradas en un álbum doble que se llamó Música del alma. En aquella oportunidad Charly compartió el escenario con Nito Mestre, León Gieco, David Lebón, María Rosa Yorio, Raúl Porchetto y otros. No era ésa la primera vez que Charly tocaba junto con David sino que se conocían de la época de Sui Generis, cuando el guitarrista participaba como músico invitado. Su manera de cantar, de componer y de tocar la guitarra habían cautivado a Charly desde hacía tiempo; tanto es así que pensó que con David podían hacer algo juntos.
La primera vez que se lo propuso, David le respondió que no; pero a Charly ese “no” no lo convenció, y siguió insistiendo. En el libro de Daniel Chirom Charly cuenta: “Yo me separé de La Máquina después de un show. Terminó y me fui al hotel en donde estaba Zoca (...), y nos dimos manija para ir a Brasil. Yo había empezado a escuchar a Milton Nascimiento y su música me dio vuelta la cabeza. Entonces, con Zoca, empezamos a ir a la casa de David Lebón y tratábamos de convencerlo por todos los medios de que dejara de ocuparse del gurú y se viniera con nosotros a Brasil y empezara a tocar la guitarra nuevamente. A mí me gusta mucho cómo canta y toca David. Es una persona muy inspirada, tiene mucha ‘vibreta’, es un tipo fuerte." Finalmente, David aceptó.
Con el dinero que habían recaudado del Festival del Amor alquilaron una casa en Buzios, Brasil, con la idea de ensayar allí durante tres meses. No pudieron hacerlo, porque Oscar López, que en aquel entonces era el manager, los abandonó a su suerte en Uruguayana con todos los equipos. En la aduana quisieron cobrarles para poder ingresarlos, pero como no tenían suficiente dinero se los decomisaron. Cuando Charly logró reunir algo de dinero regresó a Buenos Aires para ver inmediatamente a Oscar López, quien junto con Billy Bond se aprovechó de su desesperación y le hizo firmar un contrato por dos años absolutamente desfavorable para él y David, ya que los gastos de la grabación quedaban a cargo de ambos. Con el anticipo que le dieron, regresó a Buzios y pudo trasladar todos los equipos a San Pablo para comenzar a grabar un disco. Además, le envió un pasaje a Oscar Moro para que se reuniera con ellos en Brasil. Durante su breve estadía en Buenos Aires Charly escuchó a Pedro Aznar tocar en un boliche, e inmediatamente decidió convocarlo para la futura banda.
Así fue como nació Serú Girán; o Seru Giran, porque como dijo Charly muchos años después: "Nunca supimos si llevaba acentos, porque en ese idioma todavía no está estipulado."
El disco debut
de la banda comenzó a grabarse en los estudios de El Dorado, de San Pablo, y
luego se terminó en los ABC Recording Studios de Los Angeles. Para Serú Girán
–así se llamó el primer disco- contaron con el apoyo de la Orquesta Sinfónica de
Campinas y la dirección orquestal de Daniel Goldberg. La presentación oficial
del álbum tuvo lugar en el estadio Obras Sanitarias, junto con una orquesta de
veintitrés músicos y circuito cerrado de televisión.
A medida
que los temas transcurrían, el público notó que la música del grupo era
totalmente diferente a lo que Charly había hecho hasta ese momento; no
comprendió la propuesta del grupo y el recital terminó siendo un fracaso.
En noviembre de 1978 apareció el disco, que se tituló simplemente Serú Girán. Temas como Eiti Leda y Seminare mostraron el nuevo estilo de composición de Charly y David. Letras en idioma inventado, hermosos arreglos de voces y una imponente orquesta de cuerdas transformaron al disco en una gran obra musical, aunque el reconocimiento del público llegó tiempo después.
El segundo disco se grabó en el mes de junio de 1979 en los estudios ION, con Amílcar Gilabert como técnico de grabación. Con ese álbum, que se llamó La grasa de las capitales, Serú quería acercarse más al público no sólo con la música sino también con las letras. Así fue como se eliminó la orquesta, que no había sido totalmente aceptada ni por el público ni por la crítica, y se eligió un lenguaje más simple y directo. El cambio fue percibido por el público, que de a poco comenzó a ver en Serú un gran grupo absolutamente diferente de todo lo demás.
Para la presentación del álbum se hicieron seis funciones en el Auditorio Buenos Aires y una gira por Córdoba, San Luis y Mendoza. Claro está que en aquella época Serú todavía no se había convertido en lo que llegó ser después. Tanto es así que las entradas eran simples fotocopias. En una oportunidad, David Lebón recordaba: “Salíamos con una motito que tenía Charly a vender los shows puerta a puerta. Manejaba yo, porque Charly chocaba siempre. El iba atrás con una valijita.”
El éxito alcanzado con La grasa de las capitales generó una enorme expectativa en torno del grupo. Así fue como 1980 encontró a Serú preparando su próximo disco, que se editó a fines de ese año y se llamó Bicicleta. Considerado por muchos como el mejor disco de Serú Girán e incluso comparado con Abbey Road, de The Beatles, Bicicleta fue presentado con dos funciones en el Estadio Obras en junio de 1980. La escenografía, que estuvo a cargo de Renata Schussheim, consistía en ruedas de bicicleta, conejos y flores. Eso sorprendió al público y a la prensa, porque Serú era el primer grupo que se preocupaba por la puesta en escena.
Aquella presentación significó la consagración y, al mismo tiempo, la reivindicación de la banda, que dos años antes se había topado en ese mismo escenario con un público frío y confundido.
En septiembre de ese año, Serú Girán tocó junto con Spinetta Jade en el estadio Obras. El 30 de diciembre de ese año se produjo el mayor acontecimiento: 60.000 personas se congregaron en la Rural para escuchar a Serú Girán. Cuando el grupo interpretó Canción de Alicia en el país, la gente deliraba y la coreaba hasta el cansancio. La policía, si bien no encontraba en la letra cuál era la clave de ello, intentó llevarse a algunos chicos. Finalmente, los productores lograron que ninguno resultara detenido.
A pesar de que la mayoría de la gente se sentía totalmente identificada con el grupo, que a estas alturas se había transformado en un fenómeno indiscutido, había un sector que lo acusaba de desvirtuar el espíritu del rock, ya que atraían tanto a los rockeros tradicionales como a los adolescentes de las clases media y alta.
En 1981, el presidente de facto
Viola buscó acercarse a los músicos hablándoles de su aflicción por los
problemas que sufrían los jóvenes. En el tema Encuentro con el diablo,
David ironiza sobre aquella reunión.
En abril de ese año, la banda lanzó al mercado su cuarto álbum, Peperina, en el cual lo más evidente era la simpleza de las composiciones. Los temas estaban muy bien trabajados, pero no tenían la complejidad instrumental de sus antecesores. Entre los más destacados estuvieron Peperina, En la vereda del sol, Cinema Verité y Esperando nacer.
El disco fue presentado en septiembre de 1981 en el estadio Obras. El concierto fue un verdadero éxito, y una vez más se puso en evidencia la dimensión del grupo.
En el Río-Monterrey Jazz Festival celebrado en 1980, Pedro Aznar conoció a Pat Metheny, quien quedó sumamente impresionado con la música de Pedro. Tanto fue así que en enero de 1981 se comunicó con él para decirle que le gustaría que tocaran algo juntos. Así fue como quedaron en encontrarse en Estados Unidos cuando Pedro viajara a perfeccionar sus estudios en Berklee.
Cuando Pedro
le dijo a sus compañeros que abandonaba Serú Girán, la noticia cayó como un
balde de agua helada no sólo entre los músicos sino también entre el público,
que no imaginaba un desenlace semejante. Luego del anuncio de Pedro, los
integrantes de Serú decidieron tomarse un tiempo para reflexionar. Charly viajó
a Brasil con todos sus instrumentos para trabajar en su futuro disco solista,
David se fue a Punta del Este de vacaciones y Moro se quedó en Buenos Aires. A
principios de 1982 volvieron a encontrarse para realizar una
gira por la costa atlántica argentina.
Los días 6 y 7 de marzo, Serú Girán se despidió de su público en el estadio Obras. Los recitales fueron espectaculares. La banda sonó como nunca, dejando como resultado un show emotivo, vibrante y mucho más rockanrolero que los anteriores. Así lo demuestran los temas No llores por mí Argentina -que dio el título al álbum que registró algunos pasajes de aquellos recitales- y Popotito, de Bony Moronie. Pedro Aznar fue despedido por el público con una ovación, ya que si bien tenía un estilo diferente al resto del grupo, su aporte a Serú Girán había sido sumamente importante. Con aquel álbum se puso una vez más de manifiesto la fuerza impresionante que el grupo tenía en sus presentaciones. Nunca antes Serú había editado un disco en vivo. Sin duda, fue el cierre perfecto para el mejor grupo de rock argentino de todos los tiempos.
Luego de la
separación de Serú Girán en 1982, Charly comenzó su carrera como solista. Lo
primero que hizo fue componer la banda sonora de la película Pubis angelical, de
Raúl de la Torre. Poco tiempo después comenzó con la grabación de su primer
álbum solista: Yendo de la cama al living, en el que quedaron registrados
temas como Inconsciente colectivo, Yo no quiero volverme tan loco
y Superhéroes. Luego, ambos trabajos fueron presentados en un álbum
doble, que recibió grandes elogios. Para la presentación en vivo de ese material
Charly convocó a Willy Iturri, Gustavo Bazterrica, Cachorro López y Andrés
Calamaro. Además, estuvieron como músicos invitados Pedro Aznar, Mercedes Sosa y
Nito Mestre. La cita fue en el estadio Ferrocarril Oeste, ante unas 28.000
personas. La escenografía estuvo a cargo de Renata Schussheim, quien realizó una
magnífica puesta en escena simulando una ciudad que durante el tema No
bombardeen Buenos Aires era totalmente destruida por una lluvia de proyectiles;
obviamente, la escena estaba relacionada con el conflicto en las islas Malvinas
que tenía lugar en aquel entonces.
A mediados de 1983, Charly partió hacia los Estados Unidos para grabar un nuevo álbum. El producto de aquel viaje fue Clics Modernos. El álbum fue presentado con varios recitales en el Luna Park con una banda formada por Pablo Guyot, Alfredo Toth, Willy Iturry, Daniel Melingo, Fito Páez y Fabiana Cantilo. El disco tenía un sonido de avanzada, más cercano al pop, y un concepto totalmente nuevo para aquella época. Ello hizo que en un principio no fuera bien entendido por la audiencia; de todas formas, la presentación del álbum en el Luna Park fue a estadio lleno. El disco incluía temas como Los dinosaurios, Nos siguen pegando abajo y No me dejan salir.
En 1984, Charly compuso la banda de sonido original de la obra de Antonio Gasalla Terapia Intensiva, que quedó editada en un maxi-simple, y grabó su tercer álbum solista: Piano Bar. Fue presentado a mediados de ese mismo año en el Luna Park. El espectáculo que se ofreció en aquella ocasión fue el mejor del año no sólo a nivel musical sino también por la puesta en escena; la colaboración de Renata Schussheim y de Jean Francois Casanovas, unida a la participación de más de cien personas, hicieron que el show fuera inolvidable. En aquel álbum quedaron registrados temas como Demoliendo hoteles, Raros peinados nuevos y Cerca de la revolución.
Luego de la presentación del disco Charly volvió a viajar a los Estados Unidos, donde se encontró con Pedro Aznar. En el medio había quedado trunco un proyecto con Luis Alberto Spinetta -del que sin embargo sobrevivieron algunos recitales y el tema Rezo por vos- y la presentación en el Festival Rock & Pop, donde Charly compartió el escenario con la alemana Nina Hagen y el grupo INXS.
Obviamente, el encuentro
con Pedro vino acompañado por las ganas de hacer algo juntos. Así fue como a
principios del año 1986 lanzaron el álbum Tango. Si bien parecía que el
proyecto daba para mucho, lo cierto fue que el disco no tuvo demasiada difusión.
En aquella época Charly decidió renovar su banda, que quedó conformada por
Richard Coleman, Fernando Samalea, Andrés Calamaro y Daniel Melingo, y se llamó
Las Ligas.
Un año más tarde presentó su nuevo álbum, Parte de la religión, en el que se incluyó el tema Rezo por vos, compuesto junto con Luis Alberto Spinetta. En los temas Buscando un símbolo de paz y Adela en el carrousell, hay solos de guitarra ejecutados por David Lebón. El material del disco fue grabado e interpretado por Charly prácticamente en su totalidad, y su calidad quedó demostrada en los excelentes recitales ofrecidos en el teatro Gran Rex.
Hacia fines del año 1988 se realizó en Buenos Aires el cierre de la gira de Amnesty Internacional, que incluyó presentaciones en más de cincuenta ciudades del mundo. El concierto tuvo lugar en el estadio River Plate, y contó con la presencia de Peter Gabriel, Sting y Bruce Springsteen. En representación de nuestro país actuaron León Gieco y Charly García, que tocó Demoliendo hoteles, Nos siguen pegando abajo, Los dinosaurios y La ruta del tentempié.
Ese mismo año, Charly compuso la banda sonora de la película Lo que vendrá, de Gustavo Mosquera, en la que además desempeñó un papel. La música que Charly preparó para aquella película quedó registrada en un álbum.
En 1989 grabó Cómo conseguir chicas y, al año siguiente, Filosofía barata y zapatos de goma. Para poder lanzarlo, Charly debió sortear algunos problemas judiciales, dado que el disco incluía una versión del Himno Nacional Argentino y una persona había radicado una denuncia en Tribunales alegando que constituía una ofensa contra un símbolo patrio. Obviamente, la demanda no tenía fundamentos sólidos y el disco pudo salir sin problemas. En el tema que da nombre al disco, Charly contó con la participación de Lolita Torres.
En 1991 grabó con Pedro Aznar un nuevo disco, titulado Tango 4, que contó con la participación de invitados de lujo: Sandro en el tema Rompan todo, Alfredo Alcón en 30 denarios y Jorge Luz en Cucamonga Dance. Si bien la idea inicial era grabar un disco -que se llamaría Tango 3- que incluyera además a Gustavo Cerati, ese proyecto finalmente no se concretó. Luego, también junto con Pedro y la participación del actor Enrique Pinti, grabó Radio Pinti, un disco de rap. Charly cerró el año con un imponente recital en el estadio Ferrocarril Oeste, ante unas 28.000 personas. Para aquel entonces su banda se llamaba Los Enfermeros, y estaba integrada por Fernando Samalea, Carlos García López, Fabián Quintiero, Fernando Lupano e Hilda Lizarazu. Entre los invitados especiales estuvieron Mercedes Sosa y Fito Páez.
Al año siguiente, Charly compuso la cortina musical del programa de Tato Bores Tato de América y la banda de sonido de la película Un tal Funes, de Raúl de la Torre. Además representó al rock argentino en una muestra de la cultura porteña realizada en Nantes y que se llamó Les Allumés.
En 1992 también tuvo lugar algo muy esperado: el regreso de Serú Girán. El grupo grabó un álbum, titulado Serú 92, y dio una serie de recitales en Córdoba, Mendoza y Rosario. El encuentro terminó con dos recitales a lleno total en el estadio River Plate los días 19 y 30 de diciembre, durante los cuales se registró un álbum doble que se llamó simplemente Serú 92.
En 1993 compuso nuevamente
la cortina musical del programa de Tato Bores, que en esta oportunidad se llamó
Good Show. Hacia finales del año, Charly comenzó una gira que terminaría
poco después en el estadio de Ferrocarril Oeste. Su banda soporte se llamaba en
aquel entonces Los Indeseables; en un momento, debido al alejamiento de Hilda
Lizarazu y Carlos García López, Charly convocó a María Gabriela Epumer para que
se ocupara de la guitarra y los coros.
A mediados de 1994 Charly lanzó su ópera-rock La hija de la Lágrima, presentadas en un Gran Rex absolutamente colmado durante diez funciones. El disco se caracteriza por varios pasajes instrumentales realmente maravillosos, aunque también incluye algunos hits como La sal no sala y Fax U.
En 1995 le llega el turno a Estaba en llamas cuando me acosté, un álbum en el que Charly interpretó algunos de los temas que escuchaba en su adolescencia -There's a place, Ticket to ride y Build me up buttercup, entre otros-, dos que son de su autoría -15 forever y Te recuerdo invierno, compuesto antes de Sui Generis- y Sweet Dreams, de Annie Lennox. Para ese entonces, su banda se llamaba Cassandra Lange y estaba compuesta por Fernando Samalea, Jorge Suárez, Fabián Quintiero, Juan Bellia y María Gabriela Epumer. En algunos temas participó Pedro Aznar en bajo.
Ese mismo año Charly hizo su presentación en el ciclo Unplugged, de la cadena televisiva MTV. Ese show, en el que tocó temas de toda su carrera, quedó registrado en el álbum Charly García -Unplugged, que más tarde fue presentado en el teatro Gran Rex.
Al año siguiente grabó el álbum Say no more y en 1997, junto con Mercedes Sosa, el álbum Alta fidelidad, en el que ambos interpretaron temas de Charly de todas las épocas, desde Cuando ya me empiece a quedar solo hasta Cuchillos, pasando por Cómo mata el viento norte, Los sobrevivientes y De mí.
En 1998 Charly grabó El Aguante, que contiene una selección de temas propios y de autores nacionales y extranjeros.
En 1999, Charly fue la gran atracción del ciclo de recitales organizado por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires Vivo III. Más de 150.000 personas presenciaron el show, que quedó registrado en el álbum Demasiado Ego. Ese mismo año Charly dio un recital privado para el entonces presidente Carlos Menem en la quinta de Olivos.
Hacia fines del año 2000, Charly García y Nito Mestre revivieron a Sui Generis y grabaron el álbum Sinfonía para adolescentes, que incluyó temas realmente maravillosos: El día que apagaron la luz, Cuando te vayas y Espejos, entre otros. También formaron parte del álbum canciones de aquel Sui Generis de los años setenta, como Monoblock y Juan Represión. El dúo se presentó en Boca Juniors con el estadio a pleno. Ese show, en el que tocaron temas viejos y nuevos, quedó registrado en un álbum doble que se llamó Si.
El 27 de octubre de 2001
Charly hizo un recital en el Teatro Coliseo para festejar sus cincuenta años.
Las imágenes del show, más otras pertenecientes a sus grabaciones en el estudio
Circo Beat, quedaron registradas en un DVD que salió a la venta dos años
después.
En el año 2002 Charly presentó su siguiente disco como solista, Influencia, en el que se destacan el tema que da nombre al disco, I'm not in love, El amor espera y la bellísima Película sordomuda.
Su trabajo más reciente es el álbum Rock and Roll yo, grabado en el año 2003 y presentado en el Luna Park a fines de ese año.
Resulta muy difícil definir a Charly García y lo que ha significado y significa para el rock argentino. Su enorme talento, su habilidad para componer, para decir aquello que no se puede, o no se debe, bajo distintas formas -desde la oración directa hasta las ironías, pasando por la utilización de un lenguaje infantil y hasta fabulesco para reflejar una realidad terrible, como en Canción de Alicia en el país- y sus increíbles virtudes como instrumentista, lo transforman en un músico brillante. Los grupos que formó marcaron una época, y tanto su presencia como su obra jamás pasarán desapercibidas.
Dueño de un estilo único e inconfundible, influenció a más de una generación y fue ejemplo para muchos músicos jóvenes. Como alguna vez dijo Fito Páez: "Tocar con Charly es como salir de gira con los Stones". Eso, lo dice todo.